Ya mi reloj de las cosas no funciona.

No sé cuándo me toca comer o dormir

Ya no hay horas establecidas

Sólo me toca vivir

Ver el reloj es una rutina innecesaria

Las horas no tienen valor cuando sabes que sólo puedes moverte de un cuarto a otro, de la cocina al baño del baño a la sala de estar y de estar a ser.

Aquel aparato que cuelga en la pared ya no me domina.

Ya no me pone a correr siendo esclavo.

Ya no tiene poder sobre mí.

Ya sólo es un tic tac que retumba cuando la noche se hace más oscura, cuando el sueño me conquista pero me abandono en líneas que remueven mi pensar.

Ya las horas no son horas.

Son sólo la marca entre la luz y la oscuridad

Son sólo el recorrido grabado desde la tranquilidad del encierro salvador de vidas.